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Un ángel gris II


· Sinitaivas 052 - 08/12/02


Pero por otro lado tenía la sensación de que ella lo quería, y hacía muchas cosas por él que hasta entonces nadie había hecho, y que ella nunca había hecho por nadie antes.

Suspiró profundamente y alzó la vista, se vio reflejado en el cristal de un escaparate, volvió a suspirar y se dijo a sí mismo que la quería tanto que era capaz de soportar todo aquello. Sentía miedo al pensar, que una vez más, estaba haciendo caso a su corazón en lugar de a su cabeza, ..., espiró  entrecortadamente y volvió a sentirse amohinado al pensar que si Cristina se veía obligada a escoger entre él y cualquier otra pieza importante del puzzle, se decantaría por lo segundo...

Y se encogió sobre sí mismo al pensar que tal vez él, si se viese obligado a escoger, elegiría cualquier otra cosa en lugar de sacrificarlo todo por ella, pues sentía que quizá, llegado el momento, prefiriera abandonar a ser abandonado...

Miró a su alrededor desorientado, volvió a verse reflejado en aquel escaparate, y notó como sus mejillas empapadas delataban unas lágrimas que no había podido evitar dejar escapar..., respiró profundamente y pensó en Cristina, sola en el piso, triste por la última discusión, ..., sintió su corazón latir muy fuerte, y sintió otra vez esa sensación poderosa que le recorría el cuerpo y le decía que ella era lo más importante, así que decidió olvidarlo todo, rebuscó en sus bolsillos y entró decidido en aquella tienda para comprarle un regalo a su amada Cristina...

Cuando Ángel recobró el conocimiento no parecía entender nada. Le había costado mucho trabajo abrir los ojos, y se sentía tremendamente dolorido. Intentó serenarse, pero por alguna extraña razón no podía, y notaba su respiración acelerada...

Intentaba recordar y se veía a sí mismo caminando acelerado hacia el piso de Cristina, con una cajita envuelta en papel de regalo entre sus dedos, enrojecidos por el frío del invierno. Caminaba apresuradamente mientras se imaginaba abrazado a Cristina, perdonándose mutuamente, sintiéndose amado, sintiendo que la amaba, olvidando y comenzando de nuevo una vez más...

Volvió a abrir los ojos y quiso girar la cabeza, pero no pudo. Su cara estaba sobre el suelo mojado, y al abrir los ojos por tercera vez pudo ver un gran charco de sangre bajo su cuerpo. Se asustó, y un triste escalofrío recorrió su cuerpo. Intentaba hablar pero el aire de sus pulmones no parecía querer salir. Escuchaba llantos, gente, mucha gente, gritos, voces nerviosas, y el sonido de una ambulancia que se acercaba presurosa...

Mientras poco a poco notaba como las fuerzas le iban faltando en cada aliento, apretó fuerte el regalo de Cristina, y dejó escapar una triste lágrima al sentir con certeza que nunca jamás podría dárselo...


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