Sinitaivas: Historias de Otto el Piloto por jEsuSdA.
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¡Supongo que en el fondo él seguía profundamente enamorado, estoy seguro de que estaba profundamente enamorado...
Pero a veces las cosas no son tan sencillas, en ocasiones no basta con
querer amar, ni con creer que se es amado... En ocasiones no basta con
amar para sentir amor, y supongo que esto es una gran verdad, y a la
vez una enorme desgracia...
Aquel día Ángel había discutido con su mujer.
Llevaban algún tiempo un poco tensos, distanciados, porque
Ángel creía que Cristina no estaba dispuesta a mantener
el tipo de relación que Ángel deseaba. Para él
ella era lo más importante, lo único, y sabía que
estaría dispuesto a darlo todo por ella si fuese necesario,
estaría dispuesto a renunciar a su propia felicidad por la
felicidad de ella, tenía la certeza de que, no importaba lo que
pasara, ella seguiría siendo lo más importante en su
vida, ..., pero también sabía que ella no sentía
lo mismo por él, ..., y eso le dolía...
Para ella lo más importante era su mundo y su vida, y sí,
Ángel había pasado a formar parte de su mundo, de su
vida, pero él era solamente una de las piezas de aquel extenso
puzzle y Ángel sentía que para Cristina no suponía
un gran problema tener un puzzle inacabado, mientras que las piezas
"importantes" estuviesen colocadas, ..., supongo que Ángel se
consideraba a sí mismo una pieza "poco importante" en el gran
puzzle de la vida de Cristina...
Ángel a veces deseaba ser una pieza importante, deseaba ser una
de esas piezas "clave", sin las que los puzzles no tienen a penas
sentido, porque en el fondo se sentía prescindible, y él,
bajo su visión estúpidamente romántica de la vida,
quería significar todo para alguien que lo significaba todo para
él...
Aquella tarde la discusión había sido un poco más
dolorosa que otras veces, y como hacía siempre que se
sentía dolido y triste, decidió apartarse un poco y no
agitar las aguas más de lo que estaban, así que
cogió su viejo chaquetón gris y su querida bufanda de
lana oscura y salió a dar una vuelta, para pensar, para darse
tiempo, para respirar un poco de aire fresco y tranquilo, o por lo
menos todo lo fresco y tranquilo que la ciudad gris y ajetreada le
permitiera.
Mientras paseaba, miraba fijamente al suelo, alzando tímidamente
la mirada en contadas ocasiones, como si no quisiera ver hacia donde se
dirigía. Pensaba en el gran dilema al que estaba siempre
sometido, porque sentía que quería dar lo mejor a
Cristina, sentía que quería darse a Cristina, y a la vez,
en ocasiones, pensaba que tal vez Cristina nunca le ofrecería a
él un amor tan fiel. Y no es que creyera no lo amaba, pues nunca
nadie lo amó tanto como ella, y nunca se sintió querido
como junto a ella, era sencillamente una extraña
sensación que le ahogaba, provocada por la oscura certeza de que
jamás recibiría ciertas atenciones y detalles por parte
de su amada. A veces sencillamente sabía que ella no
sería capaz de hacer ciertas cosas por él, y se
sentía tremendamente hundido cuando comprobaba que no
había errado en su suposición...