Sinitaivas: Historias de Otto el Piloto por jEsuSdA.
Se permite la distribución y modificación bajo licencia Creative Commons en su versión "Reconocimiento-No Comercial-Compartir Igual".
Más información sobre esta web y su contenido en la sección: Información sobre esta web.
Ahí está, tan jovial como
siempre, tan alegre, tan divertido, tan simpático, tan
despreocupado, tan optimista... es él, Peter, ...,
¡Cuánto tiempo hace que no te veía!...
Tantos y tantos viajes juntos, surcando cielos el uno con el otro, como
dos hermanos que se aman; más aún: como dos
compañeros que se respetan y se admiran...
Porque así era, yo lo admiraba, y eran cuantiosas las ocasiones
en las que pensaba que quería ser como él al verlo
planeando de esa manera tan alocada y, por qué no decirlo,
divertida, con esas cabriolas, esos giros, esa desmesurada
despreocupación, esa falta de temor a alguna posible y funesta
caída, como alguna de las que anteriormente había tenido.
Y sin embargo, pese al riesgo que tenía tomarse la
aviación de aquella manera, yo seguía queriendo ser como
él, en cada diminuto y extraño detalle de su manera de
ser; como mi amigo, mi amado y respetado, mi admirado Peter.
Supongo que era por su manera tan ilusionada de ver el mundo, por sus
ganas de vivir y de disfrutar de cada instante sin pensar en el
mañana o en las obligaciones, por su manera de dejar
atrás los malos momentos, llenando de ilusiones cada uno de sus
sueños, creyendo y haciéndome creer que nada podía
ir mal, y que más pronto o más tarde, todo saldría
bien y sus sueños y los míos se harían realidad
como por arte de magia.
Pero por otro lado, si intentaba dejar de lado aquella férrea
admiración que me ataba cada vez más a su persona, si
intentaba mirarlo fríamente, analizando cada uno de sus actos y
tratando de sentir en lo más profundo de su corazón,
advertía que en mi interior una gran pena y una gran lástima
por Peter, mi buen amado amigo, se instalaba en mí.
Sentía lástima porque veía en él a un
eterno niño que no quería crecer, que no quería
abrir sus ojos al mundo que existía fuera de sus sueños y
de sus fantasías, era un niño asustado por la idea de
verse solo, de sentir que sus proyectos podían fracasar si se
decidía a llevarlos a cabo. Peter era un eterno niño
temeroso, que prefería pensar que algún día
terminaría su viaje exitoso, y mientras tanto se dedicaba a
"juguetear" en el aire de forma temeraria, como si en el fondo no le
importara llegar a ningún lugar ni en ningún momento...
Y yo lo miré fijamente, y de repente, casi sin querer, me vi a
mí mismo soñando en terminar este gran viaje en el que me
había embarcado hace ya tanto; diciéndome a mí
mismo que todo acabaría bien, cerrando los ojos para no ver el
trecho enorme que me separaba de aquel ansiado fin..., y sin embargo,
también me vi a mi mismo conduciendo sin rumbo, a veces en la
dirección correcta y otras en la equivocada, torciendo poco a
poco mi rumbo y mi destino: equivocando el camino casi adrede.
"Quien evita la ocasión, evita el peligro" solía decir
Peter; y me vi evitando cualquier ocasión de éxito, para
eludir cualquier posible desengaño...
Y finalmente me dirigí a Peter, tanto tiempo amado hermano y
compañero, y le dije: Adiós Peter, es hora de que haga un
largo viaje en solitario que llevo postergando demasiado tiempo. Es
hora de que, tal vez, no lo consiga..., pero he de hacerlo.
¡Adiós Peter!, ¡Te echaré de menos, viejo
amigo!...